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LOS WAILERS MOSTRARON QUE NO SE EXTINGUIERON

Con el marco de un Anfiteatro repleto, presentaron los clásicos del “Lyon King” que a pesar de su muerte su espíritu estuvo presente en Rosario

Es muy difícil cargar con una piedra tan pesada como es la de Bob Marley, el ícono de la música reggae que se convirtió en el espíritu que invocan sus fans al escuchar los acordes de esta música que nunca dejará de sonar. Su banda, The Wailers, que lo acompañó hasta su muerte, corre el riesgo de que se les caiga la piedra, desde el momento que decidieron seguir tocando a pesar de que su dios no este más hoy.

Después de una previa de 45 minutos a puro Cafres, Los Wailers comenzaron con dos temas instrumentales que por momentos pusieron distante a la gente. Los temas eran a puro viento y el público dividido, algunos hablando, otros escuchando, pero con el ingreso de sus coristas y del cantante Gary Pine, se completó el grupo y arrancaron su tercer tema de la noche, el que rompió el hielo. "Lively Up Yourself" hizo mover a todo el anfiteatro, pero no saltando como en otros recitales, sino de un lado a otro.

Estos Wailers, una banda que retiene apenas unos pocos miembros originales, suenan precisos, ajustados, cristalinos. Hacen un reggae más que relajado. El grupo muchas veces suena frío y distante, como si se tratara de un popurrí de covers de algo que alguna vez fue pasión, intensidad y mística.

Luego siguieron temas como "Waiting In Vain", "Who The Cap Fit" y el emblemático "Get Up Stand Up". Algunos temazos como "War", "Catch A Fire", tuvieron muy poca entrada en la gente, que sólo se encendía con los clásicos patentados del disco “Legend”. En "No Woman No Cry" aparecieron los encendedores y los coros de la platea, aunque el momento realmente emotivo llegó con la gloriosa "Redemption Song". Por unos pocos minutos, el fantasma de Marley se paseó por el Anfiteatro más allá de las remeras con su cara sonriente estampada.

Se despidieron con "Exodus", y después desaparecieron, de golpe, del escenario. Cualquier persona que fue al recital, esperaba más música y más clásicos como "Could You Be Loved", "One Love" o "I Shot The Sheriff". Sin embargo, esos temas nunca sonaron en el Anfiteatro. La gente esperó en vano, tal cual la canción, y al rato se fue tranquila como había llegado. Casi dos horas del reggae más auténtico son suficientes, pero muchos dejaron la sensación de que faltaba algo.

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